Buscando información sobre galeras y esas cosas que yo estudio, me he topado con un documento que podríamos decir habla sobre justicia y el derecho de los prisioneros. Como el documento es breve y contundente, he pensado que sería buena idea presentároslo.
El rey era la encarnación de la justicia durante el Antiguo Régimen. Él era visto como el juez perfecto y por ello la figura del “rey justiciero” es un ente recurrente en las obras del Siglo de Oro. La justicia real contrastaba con la justicia señorial. Esta última era la aplicada por un señor feudal dentro de su demarcación y resumiendo mucho… era mucho más caprichosa e injusta. En general, para los siervos/súbditos, era mucho peor estar bajo jurisdicción señorial que real y es por ello que los muchos municipios intentaron “comprar su libertad” para pasar a estar bajo dominio real. Tal y como hizo mi pueblo natal Lloret de Mar en la tardía fecha de 1790, cuando quiso compensar con 8000 lliures a su señor, el Obispo de Gerona, por la pérdida de sus derechos (el pleito se resolvió con éxito para los lloretenses en 1802).
Archivo de la Corona de Aragón (ACA), C, Reg. Núm. 3901, ff. 215r. y 216v.
Aunque las tropelías y abusos señoriales (malos usos) fueron mucho más características durante el período medieval (recordemos las famosas revueltas campesinas remensas contra los mals usos señoriales en la Cataluña Bajo Medieval), en la Edad Moderna muchos de esos abusos aún persistían. Es aquí donde entra el documento. El rey Felipe II escribe al virrey de Aragón en 1561, que a través de diferentes oficiales le ha llegado información sobre:
Los excesos y maltratamiento que se hacen en tierras de barones a los presos por causa de las malas cárceles, modos ásperos de prisiones y otras cosas que se ven con dichos presos en tanta manera que según se entiende, algunos de ellos han perdido los pies de estar en cepos y otros se han muerto y han sido muy mal tratados por incómodas y crueles prisiones y mazmorras, que ahí llaman fosas, las cuales tienen muchos barones en sus tierras (…). Y porque las cárceles no son para pena sino para custodia, y no es justo que los pobres presos sean apremiados en tantas maneras, os mandamos que visitéis y reconozcáis las dichas cárceles conforme a las Pragmáticas Reales y las reforméis como convenga de manera que la gente no sea más maltratada (…), [por] ser peligrosas a la salud y la vida de las gentes, y deshaciendo las otras cárceles, prisiones y cepos que os parecieran ser ásperos y duros y que no se pueden sufrir humanamente.
Suena bastante guay para la época ¿no? Pero bueno, recordemos que, por estas mismas fechas, el mismo rey necesitado de remeros para sus galeras modificó las leyes para que casi todas las sentencias condenasen a los “criminales aptos” (hombres a partir de los 17 años, sin taras físicas) a remar en las galeras. Esos criminales no solo incluían asesinos, violadores y ladrones, sino también mendigos, gitanos, homosexuales o adúlteros.
Aguilera López, A. J. (2020) "El Rey como símbolo de Justicia", en Remando por la Historia [online].
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